¿Es la Sucralosa tan temida como se piensa? ¿Está al nivel de otros artificiales o se libra de la quema? Hoy te cuento…
Sucralosa. Ese edulcorante que ha entrado de puntillas para dilapidar el mundo de las alternativas al azúcar. Esa chica de moda que puede que no sea trigo limpio.
Ni stevia ni stevio, la gran triunfadora de los últimos 10 años ha sido la sucralosa. Y es que si te vas al 95% de los productos que abogan por la reducción de calorías, lo free, lo fit, lo apto para la patata…te la encontrarás. Ya no es que esté en innumerables productos acompañado de otros cocos como el acelsulfamo o el aspartamo, es que en solitario también aparece en muchos productos.
Y es que la inmensa mayoría de marcas de suplementación deportiva y numerosos productos alimentarios que van de alternativas saludables (como la famosa green cola), llevan a la sucralosa por bandera.
Toca por tanto dedicar la cuarta entrega de ¿Qué **** le echo al café? al que parece un lobo con piel de cordero. O quizás no. No te voy a desvelar nada, te dejo que descubras y establezcas las conclusiones por ti mismo.
Sin más dilación, cancioncero y al lió.
Uno de los edulcorantes artificiales menos conocidos…
Bueno, más bien de los que menos se habla. Y es que todos hemos tenido en nuestras papilas a la dichosa sucralosa, sin embargo; es un edulcorante infinitamente menos maltratado por la crítica y la prensa (en comparación a otros como el aspartamo).
¿Pero qué es la sucralosa?
Lo primero que quiero que te quede claro, es que la sucralosa (también conocida como Splenda, Sucralín o Roxxel entre otros muchos nombres), es un edulcorante no nutritivo, intensivo y sintético. Es decir: no «aporta calorías», tiene un poder endulzante que rivaliza con el de la fórmula de las supernenas y es producto de la industria y la química.
Es curioso, por que su origen viene del propio azúcar (o sacarosa). Para formar sucralosa a partir de la misma, se necesitan coger tres moléculas de hidrógeno y oxígeno y sustituirlas por tres de cloro. Es por ello que también recibe el nombre de organoclorado. Pero que venga del azúcar no quiere decir que sea natural. Su proceso es complejo y su origen fruto de la casualidad, química pura y dura. Recuerda, es un organoclorado y más concretamente, una triclorogalactosacarosa.
¿Quieres que nos echemos unas risas? Pues igual no sabías que no solo de sucralosa viven los organoclorados. En esta familia entran otros candidatos interesantes como el cloroformo (disolvente, plaguicida, anestésico y agente extintor), el DDT (insecticida), el cloruro de carbono (antiguamente utilizado en extintores y que se dejó de usar dada su toxicidad) o el famoso gas mostaza de la I guerra mundial. No mola nada ver que la sucralosa se encuentra en dicha familia…
Además de ser pariente de organoclorados, la sucralosa es de la pandilla de los edulcorantes artificiales. Forma parte de esa estirpe «maldita» donde entran otros como el aspartamo, la sacarina, el acesulfamo k, el ciclamato, la neohesperidina o el neotamo.
Y dentro de ellos, guarda un puesto privilegiado ya que cumple con tres puntos donde no todos los edulcorantes artificiales aciertan:
- Entre 400 y 600 veces más potente que el azúcar común. Solo la supera la neohesperidina y el neotamo.
- Sabor muy similar al azúcar (no incluye el poder anticongelante o la textura de la misma).
- Súper estable, soluble en agua y capaz de mantener el sabor ante cambios de acidez y temperatura.
Todo esto la convierte en una candidata estupenda para la industria alimentaria. La encontramos presente en bebidas, productos lácteos, dulces, suplementación deportiva…
Y no nos podemos olvidar de su capacidad no calórica. O lo que más le interesa al gremio dulce, que no altera nuestros niveles de glucemia. Esto se debe a que un 85% de la sucralosa consumida no se absorbe.
El 15% restante, se elimina por la orina sin que el cuerpo la pueda «aprovechar».
Para ir terminando, unos puntos finales:
Está aprobada por la FDA (desde 1998), y un porrón de organismos más por todo el mundo. Evidentemente también por la EFSA en la Unión Europea.
Se la conoce también como E-955.
Si nos vamos a las recomendaciones de la EFSA, su dosis de seguridad o ingesta diaria aceptable (IGA), es la segunda más elevada de su grupo (solo superada por el aspartamo). En concreto, un consumo diario de 15 mg/kg/día.
La estrella de Hollywood anda suelta.
Es brutal el impacto que está teniendo este edulcorante en el mercado. Y para ello te quiero poner algunos ejemplos:
- Podemos empezar hablando del motivo del título: las páginas de suplementación y productos «fit». Seguro que si te interesa la nutrición y el deporte en general, habrás sido bombardeado con páginas de este estilo. Sin duda una de las más conocidas es PROZIS.
PROZIS vende de todo, desde batidos de proteínas hasta avena con sabores para el desayuno; pasando por multivitamínicos o cepillos dentales. Dejando ciertos campos al margen (que nos interesan bien poco), quiero contarte la realidad existente en todo lo relacionado con la suplementación deportiva y los productos saludables para el mundo «fit».
Francamente, PROZIS (como tantas otras); cuenta con una calidad variable en sus productos (y que obliga a mirar con lupa). Hay algunos top (como una de las líneas de suplementación proteica basada en la stevia muy muy natural). Otras como ciertas galletas que imitan a las oreo, son un «cáncer con patas».
Mas allá de donde entremos o no entremos como usuarios, me interesa contarte que son auténticos especialistas en lo sugar free. Y para ello no queda otra que añadir alternativas. En ciertos casos se añade al anteriormente nombrado glucosido de steviol o algún miembro de la familia de los polialcoholes (como el maltitol)…pero por lo general, el edulcorante artificial que manda es la sucralosa. Ya sea en salsas, postres, o los propios batidos proteicos.
- La industria «saludable» en general, se hace eco de la sucralosa. Parece que todo lo que ha usado CocaCola está feo, por lo que edulcorantes como el aspartamo, el acelsulfamo o los ciclamatos, están horrorosamente vistos. Esto no ocurre con la sucralosa, que abunda en multitud de productos alternativos (y con precios bastante más abultados que los convencionales). Vamos a poner ejemplos:
Barritas sin azúcares añadidos. No solo está PROZIS, están muchas otras marcas.
Bebidas. Con clásicos como los instantaneos de BOLERO (acompañado de acelsulfamo K), el Aspire Drink o la famosa GreenCola.
Salsas y chocolates sin azúcares. Marcas hay para aburrir (Cleanfoods, NaturalZero…)
Postres. Como la gama de la extinta Diabalance, el Slim Cake, productos para hacer flanes, natillas y otros inventos sin sumar azúcares (aquí te pongo un ejemplo), etc.
Siropes. De 20 millones de sabores diferentes (como los de la marca WEIDER).
- Combinado con otros edulcorantes en marcas «más de andar por casa».
- Como edulcorante propiamente dicho. El más conocido es la Splenda. Aquí en España puedes encontrar (entre otras), la marca Huxol.
Como puedes ver, todo un mundo donde reina a sus anchas. Quizás no es la que más impacto puede generar ya que tiene una población algo más concreta y limitada. ¿Pero los que consumen este tipo de productos saben lo que se cuece realmente? Yo me incluyo en el mismo (ya que algunos de los ejemplos los consumo puntualmente).
Toca ponerse el gorro de detective…
No se si has visto Detective Pikachu. Si te mola Pokemon, te la recomiendo por su gran ambientación, el buen humor de la primera mitad de la película y la cantidad de Pokemon diferentes que han incluido (eso si, la historia es un truño/fumada que poco aporta salvo por una bonita escena final).
Pues evocando a esa película, cógete la gorra y la lupa y acompáñanos para que te cuente todo lo que hemos descubierto sobre la sucralosa.
Por que seamos sinceros, tanto de este como de otros candidatos de su lista; lo que nos interesa saber es si realmente cumple con lo que dice y si nos está realmente jodiendo más que la propia ingesta de azúcar.
[bctt tweet=»¿Es la sucralosa peor que el propio azúcar?» username=»Don Sacarino»]
1. Un clásico: ¿La sucralosa es carcinógena?
Vaya, si produce cáncer. Cuando se aprobó la sucralosa en su época, no te creas que le dieron demasiada importancia a este punto a la hora de darla de paso (te hablo principalmente del caso de la FDA). Pero mucho ha llovido desde entonces.
Un dato curioso: los estudios en humanos no son realmente necesarios para evaluar y dar de paso la inocuidad de los edulcorantes. Es decir, que si en animales la cosa está más o menos bien; damos el visto bueno.
Una revisión sistemática publicada en la revista «Nutrition and Cancer» (2017), expone y permite contestar a este punto:
- Los estudios que se enfocaron en la sucralosa como tal, como molécula o estructura; determinaron la estabilidad de la misma y la ausencia de posibles alteraciones estructurales que puedan dar lugar a una actividad carcinógena.
- Los estudios que se centraron en como «trabajamos la sucralosa», determinaron que en torno a un 85% de la misma no es absorbida y nuestro cuerpo la elimina por las heces sin más. El 15% restante (variable según individuos), no parece que se divida dando lugar a nuevas «moléculas a estudiar». La propia sucralosa tampoco parece que reaccione con el propio organismo (en este caso se habla del ADN). La parte que se absorbe, simplemente se transforma a ácido glucorínico. Este ácido carboxílico similar a la glucosa lo forma nuestro cuerpo (que es muy sabio), cuando quiere hidrolizar y facilitar que un elemento (fármaco, tóxico…), se elimine por la orina. Por tanto, la sucralosa se va por la orina como ha venido; sin pena ni gloria. Su vida media en el organismo es de unas 13h. Todos estos datos son muy similares entre humanos y animales.
- Los estudios que se basan en coger e hinchar a comer a las pobres ratas hasta que les salga sucralosa por las orejas, no evidenciaron un efecto carcinogénico en la misma. Esto quiere decir que a pesar de multiplicar por mucho la dosis diaria de seguridad impuesta por organismos como la EFSA (no mayor a 15 mg/kg/día), no se han presentado efectos carcinógenos. Se han realizado estudios en humanos pero son más escasos y limitados en tiempo.
- Faltarían más estudios en humanos.
Con esto podemos poner respuesta al primer punto: a falta de más estudios en humanos, la sucralosa parece no relacionarse con el cáncer.
2. Aviso a futuras mamis: ¿La sucralosa puede pasar a la leche materna?
Un estudio del 2018 realizado por la Universidad de Oklahoma, cogió a 34 mujeres que daban el pecho y las puso a beber refrescos a base de sucralosa y acelsulfamo-k.
Tras recoger muestras de leche de dichas mujeres y analizarlas, se observó que la sucralosa se «acumulaba» en la leche materna. Aparecía a las 2h de la ingesta y subía y subía en concentración durante las seis horas siguientes.
Así que tenemos que nuestra amiga va a la leche y de la leche al bebe. Un bebe que está en desarrollo, con un microbioma enormemente cambiante y fácilmente alterable por todo lo externo (ya verás más adelante que la sucralosa y nuestros bichos intestinales no se llevan muy bien), y que se nutre de oligosacáridos que podrían verse alterados por la presencia de nuestra amiga.
A pesar de ser una muestra de mujeres relativamente pequeña, el estudio dice ya bastante como para estudiar más este tema.
Con esto podemos concluir que la sucralosa pasa a leche materna y que podría tener implicaciones en el propio bebe. ¿Habría que desaconsejar su uso durante la lactancia?
3. Y ya que hablamos de futuros niños…
No nos olvidemos que la sucralosa no solo vive de lo «fit» y los nuevos productos saludables. También se encuentra acompañado de otros amiguines en muchísimos productos: por ejemplo, en los famosos zumos sin azúcares añadidos que nos cubren hipoglucemias y que también engañan a muchas madres al pensar que están dando algo «saludable» a su hijo (con el clásico «solo azúcares naturalmente presentes»).
Así lo demuestra esta revisión sistemática sobre el mundo de los edulcorantes artificiales y los niños. Aunque no se habla del caso de España, son muchos los países donde los niños están expuestos a diario. Eso si, en la mayoría no se excede la ingesta diaria recomendada (sucralosa incluida).
Aunque te lo contaré más detalladamente en el siguiente punto, no parece que los edulcorantes artificiales ayuden mucho en eso de perder kilos, y menos en los niños. Hay mucha discrepancia, con estudios que dicen que si y otros que no; pero los que dicen que ayudan a perderlos…pues que decirte, la perdida de peso tampoco es para echar cohetes.
Por último, varios estudios hablaban de un tema tan vital como que el consumo de este tipo de edulcorantes en edades cortas; ayudaba a generar un perfil de adulto con gran interés por el sabor dulce (y posiblemente un mayor consumidor de azúcares).
4. La insatisfacción de la sucralosa. ¿Sumando kilos de más?
La sacarosa genera una satisfacción, un cambio que le da gustirrinín a nuestro cuerpo. Esto no se interpreta de la misma manera con los edulcorantes artificiales. La sucralosa (como el resto), entra en el organismo sin generar ese efecto «fisiológicamente placentero». El cuerpo no se sacia, no se queda a gusto. No le damos a la tecla que necesita el cuerpo para parar.
La cosa va de receptores, receptores diferentes a los del azúcar. Hace unos años se pensaba que solo era cosa de la boca (T1R2/T1R3), pero a día de hoy se sabe que dichos receptores también se encuentran presentes en el intestino, el páncreas o el hipotálamo. Por tanto, el efecto y la modulación que ejercen los edulcorantes artificiales sobre nuestro organismo es mucho más complejo. Al igual que el propio azúcar, estos van a tener efectos en aspectos como la secreción de insulina (ya demostrada en el caso de la sacarina incluso con solo enjuagarse la boca), el apetito o la regulación calórica.
Pero ya hablaremos más adelante de esto. En cuanto a si suman o restan en peso, te puedo contar algo con un estudio más que reciente (Universidad de Purdue, 2019). En el mismo se sometieron a 154 sujetos a un ensayo controlado aleatorizado durante 12 semanas tomando uno de los siguientes: sacarosa, sacarina, sucralosa, stevia y aspartamo.
Hay que decir que la bibliografía existente no habla de una pérdida de peso a la hora de consumir este tipo de edulcorantes (como la sucralosa), en comparación con el azúcar. En dicho estudio, se demostró que además del azúcar, la sacarina se relacionaba con una mayor ganancia de peso (coincidiendo con otra bibliografía consultada). La sucralosa en cambio, favorecía algo la perdida de peso en relación a estos dos.
Otros estudios que solo se centraron en la sucralosa, no la relacionaron con un aumento o pérdida de peso.
Podemos concluir diciendo que aunque faltan estudios, parece que la sucralosa no favorece el aumento o la pérdida de peso. Así que olvídate de que te vaya a ayudar con esos kilos de más.
5. La sucralosa y nuestros niveles de glucosa.
Ya está bastante estudiado que los edulcorantes artificiales no solo tienen sus receptores de sabor dulce, si no que aumentan la velocidad de absorción de la glucosa que se pudiera ingerir con ellos. Esto tiene implicaciones importantes para nosotros a la hora de comer. ¿Y si esas ocasiones donde nos sube la glucemia más rápido de lo que esperamos se debiera entre otras cosas a la sucralosa y sus amigos?
Ahora bien, una cosa es que ponga a la glucosa en modo «Speedy Gonzales» y otra que tenga un impacto directo en la cifra de glucemia.
Se lleva añísimos estudiando este tema. Los primeros estudios de laboratorio y en ratones realizados durante finales de los 90 y principios de los 2000, encontraron cosillas interesantes. Por ejemplo, un aumento del GLP1 y el GIP (dos hormonas intestinales muy presentes en el control de la glicemia), cuando se administraba sucralosa.
A partir de aquí, se han realizado un montón de estudios en humanos (población general). De momento, la inmensa mayoría sugieren que la sucralosa no tiene un efecto directo a nivel de nuestras glucemias. Vaya, que ni los del gremio dulce ni la población de a pie va a tener una hiperglucemia al tomarla.
Podemos concluir que con los estudios que existen a día de hoy, la sucralosa no tiene un efecto sobre la Hb1Ac, los niveles de insulina, la glucosa o las curvas de evolución de la misma.
6. Dame una pausa por dios…
Ahora mismo me va a estallar la cabeza. Es una locura la cantidad de bibliografía que hay detrás de la sucralosa. Para afrontar la recta final un poco más despejados, te voy a hablar de un estudio que me llamó mucho la atención.
Un estudio reciente sometió a un conjunto de personas que se consideraban «no consumidoras de edulcorantes» a tres fases diferentes:
FASE 1. Niveles de sucralosa en orina previos a la intervención educativa (es decir, previos al estudio).
FASE 2. Mismos niveles después de una intervención dando instrucciones claras sobre como evitarla.
FASE 3. Comparación entre los «no consumidores» y una muestra que se hinchó a bebidas gaseosas con sucralosa.
¿Y qué resultados se dieron?
FASE 1: Había niveles en orina. Por tanto, estaban expuestos a pesar de que se consideraban no consumidores.
FASE 2: Seguía habiendo niveles en orina. Es decir, que a pesar de dar una buena educación para evitarla; seguían teniéndolos. Esto se puede explicar por la tendencia de muchas empresas alimentarias a camuflar los edulcorantes y por algo más preocupante…los productos de higiene personal (como la pasta de dientes), también los tienen. Así que puede que la sucralosa se absorba incluso por contacto con piel (?) y mucosas (sin ingesta de la misma).
FASE 3: Los niveles encontrados en no consumidores se asemejaban a los niveles de sucralosa 3h después de haber ingerido una bebida gaseosa (con unos 55 mg de la misma).
[bctt tweet=»¿Y si te dijera que aunque no quieras tomar edulcorantes artificiales, te va a costar horrores evitarlos?» username=»Don Sacarino»]
Pues concluimos con eso, que puede ser difícil no caer en sus redes…
7. La sucralosa y los bichitos del «intestino.
Supongo que sabrás que tenemos un montón de bacterias circulando por el aparato digestivo. A nivel intestinal las encontramos cumpliendo funciones relacionadas con la digestión, la fabricación de vitaminas (B12, folato…), serotonina y otras moléculas o protegiéndonos ante microorganismos externos. Y no solo eso, su mal funcionamiento se ha relacionado con cosas bonitas como el cáncer de colon, la obesidad o la enfermedad inflamatoria intestinal o EII (colitis ulcerosa y enfermedad de Chron).
Por tanto, no nos interesa tocarle las narices a las amigas, o lo que es lo mismo; alterar el equilibrio natural.
Y siento traerte malas noticias…parece que la sucralosa lo altera.
Estudios realizados en ratones, encontraron que consumos prolongados de dicho edulcorante (sin exceder el consumo diario recomendado), no solo alteraban la composición de la microbiota, sino que favorecían la propia inflamación intestinal. Siendo sinceros, la sucralosa haría el mismo efecto que muchos antibióticos; el efecto de frenar en seco el buen desarrollo o la «descendencia» (vulgarmente hablando), de las bacterias intestinales. A esto se le conoce como efecto bacteriostático.
Te dejo un par de estudios muy recientes por aquí y por acá (aunque este tema ya viene tratado de hace años).
[bctt tweet=»Primera gran cagada de la sucralosa» username=»Don Sacarino»]
A falta de estudios en humanos, la sucralosa parece tener un efecto negativo sobre la microbiota intestinal.
8. Peligro en la cocina…
¿Te acuerdas de la familia chunga de la sucralosa? Si, los famosos organoclorados. Pues bien, en condiciones basales o «puras», la sucralosa no se comporta como ellos: es una sustancia a la que le encanta rodearse de agua, no se oxida ni genera una «liberación» de su contenido clorado (por tanto, no es neurotóxica como el resto de familiares).
Ahora bien, si cocinamos con ella; la cosa puede cambiar. Y es que aunque a bajas temperaturas no hay problema para trabajar con ella, si nos vamos a temperaturas más relacionadas con la preparación de alimentos (como la repostería), muchos estudios hablan de que esta sucralosa podría degradarse en pequeñas cantidades y formar compuestos clorados (siendo el más importante el cloruro de hidrógeno).
Parece que hasta los 120 grados, la sucralosa es segura…a partir de este punto, puede comenzar la fiesta. Incluso en el propio humo generado por el calor, se ha encontrado en pequeñas cantidades a unos tipos muy malos que se les conoce como PCDD. Tanto estos como los cloruros, son jodidamente tóxicos y carcinógenos.
Otros estudios establecen que las concentraciones son muy bajas y las situaciones difíciles de reproducir por el propio consumidor. Pero vaya, si fuera tu; no me plantearía hacer un bizcocho con sucralosa. ¿Y donde dejamos entonces a la industria que comercializa con ella?
Se demuestra que la sucralosa sufre un proceso de degradado ante altas temperaturas que podría ser perjudicial para el usuario.
9. Van saliendo las mentiras a la luz.
Una de las premisas que permitieron que se comercializara la sucralosa fue que no se metabolizaba. Simplemente la parte que se absorbía, se iba sin pena ni gloria por la orina. Eso decían los estudios de esa época (allá por los noventa).
Sin embargo, estudios más recientes y más precisos han observado que una pequeña parte de esa sucralosa absorbida si que es metabolizada en dos moleculas nuevas que son más afines a la grasa (acumulándose y liberandose lentamente). Esta liberación dura semanas después del cese de consumo.
Poco más se sabe de momento (y son estudios en ratas). Veremos en el futuro cuando sigan investigando.
Puede que la sucralosa se metabolice en una parte lipófila y que se acumule y elimine durante semanas.
10. Acabemos con algo bonito.
Y rápido, que tendrás la cabeza como un bote.
Parece un sin sentido, pero un estudio publicado este año y que buscaba observar un posible efecto protector de la sucralosa sobre la retina (a través del receptor dulce T1R3 asociado a esta), acabó demostrando que sí: parece que hay un efecto positivo y protector hacia el endotelio retiniano y contra la acción de las VEGF (que en este caso se asocian al aumento de permeabilidad y formación de neovasos en la retinopatía diabética).
Mucho camino queda por delante (fue un ensayo «in vitro» con tejido retiniano), pero se abre una linea de investigación para posibles tratamientos que frenen la evolución de la retinopatía diabética.
[bctt tweet=»Ponemos punto y final a la sucralosa» username=»Don Sacarino»]
Y para poner punto y final, una síntesis en forma de infografía:
Y poco más que contarte. Con esto termino el cuarto capítulo de esta investigación sobre dulzores para el café. Espero que hayas disfrutado y a partir de hoy mismo tengas un mayor conocimiento (y te fijes más), a la hora de contar con la sucralosa en tu vida. No es el peor edulcorante artificial viendo la fama de sus otros hermanos (tranquilo que los abordaremos), pero tampoco es moco de pavo.
Como de costumbre, te recuerdo que te puedes suscribir a mi newsletter para no perderte ni una de mis entradas (gratis y con otro regalo más). Te lo dejo pinchando aquí.
A por esos controles perfectos.
buenas oye me pareció muy bueno el articulo las recopilaciones son muy buenas. incluso visite algunas y bueno tienes datos muy importantes y que son ciertos me a servido de mucho gracias ..
A otra cosa que conseguí en unos de las fuentes y me a servido de mucho.
Ya que lo e estado leyendo y obvio me a parecido que tiene mucha información que les puede servir a muchos en este blogger..
es este: http://bit.ly/LIBRO-DIABETES
sin mas nada que decir sin mas nada que decir bendiciones y que tengan un hermoso dia..
No soy diabético pero he encontrado este blog y hay una información muy valiosa para todo este campo de salud. De nuevo gracias por el aporte
Gracias a ti por leerme!!
Hola, llegué a tu blog por la stevia y seguí con este artículo. Está muy bueno, muchas gracias
Gracias Esteban!!