Factores de la diabetes hay muchos, demasiados. Por ellos la puñetera amiga nuestra es tan complicada, lo sabes tan bien como yo.
Y por desgracia, hay una cantinela en el colectivo popular que reza que todo es cuestión de «dieta + insulina + ejercicio».
Para desmentir este hecho y sobre todo para que podamos seguir aprendiendo mutuamente de diabetes, inicio esta serie que ya tengo fichada de hace demasiado. Si te mola estás de enhorabuena: tengo pensado traerla todos los meses hasta que se me acaban todos los factores que influyen en esta.
Nos lo tomaremos con calma, profundizando y aprovechando que en su día hice infografías sobre este tema: así que nos vamos a zambullir de cuatro en cuatro por capítulo. También me comprometo a crear tantas infografías extra como factores saquemos a futuro.
Sin más que decir, pongo canción y comenzamos con las cuatro primeras.
Los 4 factores de la diabetes de hoy.
[bctt tweet=»NO SOLO ES INSULINA + DIETA + EJERCICIO» username=»Don Sacarino»]
FACTOR NÚMERO 1: VÓMITOS.
Los vómitos son un verdadero engorro. Todos lo sabemos. Con una doble tendencia a la hora de desestabilizarnos:
- Cuando aparecen en primera instancia y sobre todo acompañados de comidas e insulina activa, la estela se torna a la terrible hipoglucemia.
- Cuando se mantienen en el tiempo, pueden tornarse a la inversa y favorecer la aparición de una cetoacidosis.
- También se puede ver el efecto contrario: una cetoacidosis que acaba generando vómitos y complicando aún más la papeleta.
El primer punto que interesa mucho comentar es el de procurar tener a mano algún antiemético. No esperes a que se de la situación, compra y tenlo en tu kit de emergencia con el glucagón.
Para adultos, el antiemético clásico es la metoclopramida (primperam). Ante el riesgo de efectos extrapiramidales en niños, lo ideal es optar por otra opción: en mi experiencia personal como enfermero pediátrico, el ondansetron (zofram); suele ser la línea más frecuente para ellos. La Dexclorfeniramina (polaramine) también se utiliza en ellos (genera bastante somnolencia).
Favorecer la hidratación es también fundamental. Procurar siempre utilizar suero oral con calma y nunca forzando.
Lo ideal es que cuando aparezcan esas nauseas/vómitos, tomes el antiemético correspondiente y esperes unos 15-20 minutos a que comience a hacer efecto. Tras ello, empezar a introducir líquidos procurando hidratarte cada 15-30 minutos acompañado de una estrecha monitorización de la glucosa. Si subes de 250 mg/dl, añade a la monitorización la medición de cuerpos cetónicos.
En ocasiones la hipoglucemia nos puede agobiar y acabar generando una visita a urgencias. En muchas ocasiones esto se puede evitar utilizando de forma inteligente el glucagón.
Y es que si, el glucagón se puede utilizar fuera de su uso estrella (hipoglucemia con pérdida de conocimiento). Por lo que si ves que la cosa se va de las manos, la hipoglucemia se acerca, no eres a retener líquidos y necesitas un pequeño respiro y reposo en tu «tripa»; puedes optar por ponerte una dosis de glucagón sin ningún tipo de miedo. Podríamos considerar esta posibilidad desde el momento en el que bajemos de los 80 mg/dl.
Para prepararlo, lo primero que tenemos que hacer es reconstituir el glucagón intramuscular (IM). Tras ello, necesitaremos una jeringa de insulina y una aguja subcutánea (si, otras dos cosas que deberías de añadir a tu kit de emergencias), para pasar la cantidad calculada de glucagón. No te preocupes por que estas mini dosis están pensadas para ser administradas de manera subcutánea (no como el glucagón en su uso clásico que tiene como vía la IM).
La dosis total que tenemos en un glucagón reconstituido es de 1000 mcg en 1 ml. A partir de esto, calcularemos lo que necesitaremos siguiendo el siguiente protocolo que te dejo por aquí:
- La dosis mínima a administrar será de 20 mcg = 2 unidades de glucagón.
- Niños menores de 2 años: 2 unidades de glucagón.
- Niños entre 2 y 15 años: unidad por año de edad del niño.
- Dosis máxima: 150 mcg = 15 unidades de glucagón.
Si a los 30-60 minutos seguimos en hipoglucemia, repetimos dosis.
Para temas de cetoacidosis, lo mejor es que te deje una de mis entradas de la web y te ilustres por ti mismo. Pincha por aquí.
FACTOR NÚMERO 2: PREPARACIÓN DE LOS CEREALES.
Seguimos con el segundo factor de la diabetes hablando de todas esas veces donde nos hemos muerto del asco viendo un ascenso vertiginoso de la glucemia tras comernos un plato de pasta u arroz.
Recordemos que dentro del grupo de los farináceos (o aquellos alimentos ricos en HC), tenemos tres familias: la de los tubérculos (como la patata), la de las legumbres (como los garbanzos o los guisantes), y la de los cereales (arroz, trigo, centeno, maíz…). Vamos a centrarnos en este último.
Bien sabes que los cereales suelen tener un índice glucémico alto (IG), y una cantidad de carbohidratos elevada. Todo ello se traduce en una Carga Glucémica (CG), que generará un riesgo de impacto «negativo» sobre nuestras glucemias.
Por tanto, cuando vayamos a comer este tipo de hidratos de carbono (HC), es fundamental seguir una serie de normas para intentar suavizar al máximo esta tendencia:
- Procurar usar versiones integrales. Importante que sean opciones 100% integrales, que no te la metan doblada.
- Incluir buena cantidad de grasa/proteína/verdura en la ecuación.
- Comenzar por la parte verde. Si nos comemos una buena ensalada antes del plato de pasta, conseguiremos hacer un «tapón» que ralentizará ese IG disparado.
- Dentro de este grupo, uno de los cereales más agradecidos y con menos contenido en HC, es el centeno. Para que te hagas una idea (por cada 100 gr): harina de centeno (60 gr de HC) vs harina de maíz (76 gr de HC) vs harina de trigo (70 gr de HC).
- ¿Realmente necesitas comer todos los tipos de cereales? Seamos francos, hace años bisiestos que no pruebo el arroz. ¿Realmente lo necesito? Pues para nada (como el resto de cereales). Bien sabes que yo sigo una dieta baja en carbohidratos y apenas pruebo nada de este grupo. Pero en tu caso puede que quieras seguir consumiendo de ellos. Eso no quiere decir que si te cuesta controlar algún tipo en concreto no lo puedas eliminar de tu ecuación. Puede que al principio cueste, pero a la larga lo agradecerás.
- Cocinar al dente. Ya sabes que cuanto más cocemos una pasta o un arroz, más agua le entra y más rápido sube nuestra glucemia después. Es lo que se conoce como la gelatinización del almidón. Así que hay que procurar que esté cocinado lo justo y necesario.
- Deja enfriar. Si te has pasado cociendo, deja enfriar el plato y cómelo más tarde. El almidón desarrollará un proceso de retrogradación que ayudará a bajar su IG.
- Formar almidón resistente tipo 3. También conocido como retrógrado, se obtiene cuando cocinamos un plato de pasta, arroz o derivado; lo dejamos enfriar en nevera 24h y lo comemos al día siguiente. Verás como el pico glucémico y los tiempos de espera se reducen considerablemente.
- No solo ocurre con el plato de pasta y arroz. Este proceso de retrogradación también se observa en el pan. Cuantos más días tenga, más se sustituye internamente su amilosa por amilopectina; un polisacárido que es más amigo de los IG bajos. Te dejo info sobre todo este mundo pinchando por aquí.
- Tanto congelar como tostar el pan ayudan a reducir el IG.
[bctt tweet=»TRUCOS PARA NO TENER SUSTOS CON LOS CEREALES» username=»Don Sacarino»]
FACTOR NÚMERO 3: CONSERVACIÓN DE LA INSULINA.
Un clásico donde los haya. No voy a meterme en temas de viajes y demás sino que me voy a centrarme en la conservación de la insulina como tal, la de tu casita.
Lo primero que te quiero decir es que si te quieres hacer un regalo y no sabes cual, te pilles un MedAngel.
El MedAngel es un dispositivo que te permite monitorizar la temperatura de la insulina allá donde la tengas. Te sorprenderías con la de personas que creen que están refrigerando bien la insulina hasta que utilizan este aparato (yo me incluyo en el saco). Hace tiempo que les dediqué una reseña muy detallada, así que si no la has leído; te la dejo para después pinchando aquí.
Al margen del aparatito, vamos con unos básicos sobre la conservación de la insulina:
- Temperatura óptima entre 4 y 8 °C. Evitar que baje de los 2 °C
- Una vez sacamos la insulina de la nevera, tenemos 30 días para utilizarla. Esa es la teoría, pero en la práctica ya te digo yo que duraría mucho más siempre que estuviera a temperatura ambiente. Pero bueno, no hay necesidad de andar experimentando.
- Evitar las temperaturas ambiente por encima de los 30 °C así como el contacto de la insulina con la luz solar.
- Mirar bien las fechas de caducidad. Yo tengo una manía en este campo: ordeno las cajas de insulina por caducidad.
- Dos de sentido común. Quítale la aguja al boli tras cada pinchazo (en ocasiones se puede llegar a joder la membrana que llevan), y no te olvides de la tapa para protegerlo de la luz.
FACTOR NÚMERO 4: GRASA Y RESISTENCIA A LA INSULINA.
Y para el último factor de la diabetes de hoy, empezamos por el resumen: a más grasa, a más chichona de la buena; más resistencia a la insulina tendrás y más cantidad de insulina precisarás.
Esto no es algo nuevo, es una de las bases que acaban jodiendo los páncreas de los pacientes con DM2. ¿Te suena el término lipotoxicidad? Pues si te interesa conocerlo te dejo un enlace pinchando aquí.
No solo el exceso de chicha favorece la resistencia a la insulina. Cada vez más estudios mencionan la posible relación entre déficit de Vit.D y aumento de las necesidades de insulina. También el Síndrome de Ovario Poliquístico, el sedentarismo o fármacos como los esteroides.
Hay un último caso de resistencia y este no se relaciona con la grasa sino con la propia glucemia. Aquellas personas que gustan de estar largos periodos de tiempo por las nubes (no me pincho, me dan miedo las hipos, etc), tienen hasta un 20% más de resistencia independientemente del peso que tengan.
La cosa de las resistencias es más serio que el decir, «bueno, gasto más insulina al mes». ¿Te suena lo del síndrome metabólico? Pues no te creas que por tener DM1 no lo vas a presentar.
El síndrome metabólico se caracteriza por la aparición en forma simultánea o secuencial de diversas alteraciones metabólicas e inflamatorias a nivel molecular, celular o hemodinámicas, asociadas a la presencia de resistencia a la insulina (RI) y de adiposidad de predominio visceral.
Por tanto, puede que tengas un doble riesgo y no te hayas enterado: por un lado, el propio de nuestra DM1. Por otro, un síndrome metabólico que se relaciona con cosas como la hipertensión, hipertrigliceridemía, aumento de las LDL y descenso de las HDL…en definitiva, un riesgo extra de problemas para la patatina.
Así pues ya sabes. La cosa es tan sencilla como bajar grasa y crear músculo. A más magro seas, menos insulina necesitarás y esta será más efectiva a la hora de trabajar las comidas y las hiperglucemias. A más graso seas, más insulina necesitarás y más cuesta arriba se te hará todo.
Además, esto de la resistencia es una cadena viciosa. Ya sabes que la insulina es lipogénica, es decir; que le gusta formar grasa. Así que a más cantidad de insulina necesites, más grasa formarás a la larga.
[bctt tweet=»4 FACTORES DE LA DIABETES A TENER EN CUENTA» username=»Don Sacarino»]
Y con esto ponemos fin a este primer episodio de factores de la diabetes a tener en cuenta. ¿Cuántas entregas nos esperan? Solo el tiempo lo dirá. De momento te cito para la próxima en la segunda mitad de marzo.
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